sábado, 29 de enero de 2011

NUEVO AÑO Y NUEVAS PERSPECTIVAS LECTORAS:
por muy lógico que sea, hay que seguir señalando aspectos tales como la relación entre pasarlo bien leyendo y sacar buenos niveles lectores y, en general, educativos (nos lo recuerda también el Informe PISA presentado a finales de 2010). Lo vemos en la lista numerada siguiente:

  1. Si hay disfrute lector
  2. se fomentará la motivación lectora
  3. y, en consecuencia, mejorará el rendimiento en competencia lectora

3 comentarios:

muxutxu dijo...

Para poder llevar a cabo ese placer de la lectura es imprescindible que el objeto de lectura sea una aliado y no "el enemigo".

A menudo enviamos diferentes libros a los alumnos, obligándolos a leer (primer error) y además creyendo satisfacer sus gustos y necesidades (segundo grave error).

Hoy un alumno que NO PUEDE leer las lecturas escogidas minuciosa y reflexivamente por los profesores, nos ha deleitado con la narración de la batalla de Termopilas. Esta narración SÍ es de su agrado y SÍ siente el placer de la lectura.

Sin duda aún queda mucho por aprender...

Iñaki Aduriz dijo...

En efecto, esa narración le ha servido de enganche a él, pero también se aprovecha eso para enganchar a los demás (resultado doble o, en medicina, "contagio", pero positivo -los otros son los negativos-; y todo esto indica además que en temas lectores la interacción entre iguales es básica.

muxutxu dijo...

Actualmente el concepto "entre iguales" se mezlca con lo soez y falta de educación. ¿Por qué? A menudo me pregunto si los programas televisivos de tanta audiencia vespertina no serán los causantes de esta escasez de respeto.

Si queremos realizar una mesa redonda o un debate, o, simplemente, llevar a cabo un diálogo donde se plasman diferentes opiniones, previamente debemos matizar que NO HAY QUE SEGUIR las directrices aplicadas en la televisión. Hay que respetar los turnos, escucharse y sobre todo respetar la voz de cada uno.

Considero que, actualmente, dar la opinión sin ofender y respetando al prójimo se ha convertido en un ejercicio mucho más difícil del que creemos.

Hemos pasado de una sociedad donde se imploraba el "pido la paz y la palabra" al grito de guerra y rasgamiento de vestiduras ajenas, para que así se vean las vergüenzas del otro.