Nueva entrada directamente relacionada con la anterior, hecha, quizás, para continuar de forma más ligera; en este caso, escribo con la imagen al lado de la ganadora del Nadal, Clara Sánchez.
Como seguramente sabéis, la obra se vertebra con el relato entrecortado y progresivo de dos personajes, Sandra y Julián, pertenecientes a dos generaciones diferentes: acaso, la de los nietos y abuelos (mucha juventud por parte de una chica embarazada que no sabe muy bien qué hacer con su vida, ancianidad -sólo en la edad- de un octogenario que sí sabe cuál es su objetivo vital: cazar nazis, atrapar a antiguos ejecutores de genocidios, en concreto, el del Holocausto nazi). En un tono y estilo contenidos, afloran a través de ellos toda suerte de dudas e inquietudes en el desarrollo de esa peculiar, justiciera y casi quijotesca empresa encomendada por el jovial anciano, además de afectos y emociones, tanto del pasado y presente, como los de un futuro incierto en sus vidas. La vida se rehace al final, cada uno va por su lado, sin que se abandone la meta eterna de seguir haciendo justicia y de seguir descubriendo malvados que acamparon a sus anchas en un momento terrible de la Historia.
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